domingo, 30 de marzo de 2008

Convivir con los Muertos Vivos


Permítanme por un minuto hacer visible “lo invisible”, y contarle a la señora presidenta lo que ya muchos argentinos naturalizamos: Convivir con quienes por su adicción al Paco, están condenados a un infierno de por vida.
Y quiero romper el silencio y la vergüenza que el tema conlleva, pues tras un adicto ronda siempre la idea de la marginalidad o de una familia disfuncional, y es muy probable que así sea. ¡Pero que arroje la primera piedra quien se crea exento de que un ser querido sea víctima de una adicción!
Y quiero involucrarla a usted señora, pues me rebela un Estado más perverso que los mismos vendedores d e pasta base, y que literalmente ejecuta a nuestros pibes. Y no me refiero a la compleja lucha contra el narcotráfico, sino a la simple respuesta asistencial que ofrece a los pocos que llegan a pedir ayuda: mi rebeldía no le exige luchar contra los molinos de viento (aunque lo deseo con toda mi alma), sino sólo evitar lo evitable.
¿A qué me refiero? Visite la oficina de Cedecor y que mire a los ojos a algún pibe que espere su trasladado a un centro de rehabilitación y, más allá del vacío de su mirada, conocerá la desesperación de quien vive en el peor de los infiernos y no cree que alguien pueda ayudarlo a salir. ¿Y sabe cuál es la respuesta? Trámites burocráticos en una oficina en pleno microcentro de la ciudad, sumado a la necesidad de cruzarse al edificio de enfrente para la eterna espera de una ambulancia para el traslado.
El resultado es que los pibes se escapan, y como ninguno de esos edificios tiene seguridad, los pobres trabajadores del lugar salen a correrlos. (Y ojo que no me refiero a fuerzas policiales que los arresten, sino simplemente a alguien que los frene y les de la oportunidad de que un profesional les hable antes de volver a consumir).
Pero se escaparon, y una vez más quieren pedir ayuda pero… Claro que esto debe ser de lunes a viernes de 9.30 a 15.00 Hs, sino les queda un 0800 que gentilmente les aclara que fuera de ese horario no hay donde recurrir, a no ser que necesite atención en una urgencia médica y/o psiquiátrica, o que los familiares los le den contención. Pero la familia no siempre puede… Le aseguro que quienes padecen esto están agobiados porque el adicto los golpeó, destrozó sus casas, los endeudó y les robo hasta las ollas viejas de cocina. ¡La familia no aguanta más, pues jamás hubiese pensado que para ayudar a un ser amado era necesario judicializarlo, llamar a la policía y poner límites tan estrictos hasta forzar una reacción: Y por fin cuando logra que el adicto pida ayuda, se topa con este muro: el grupo familiar también se enfermó y les es difícil entender a que llaman “contener “ en esos momentos.
Pero además dicen que no es posible privar a un adicto de su libertad, aún cuando todos admiten que sólo eligen “drogarse” sin parar, aún sabiendo las consecuencias de hacerlo. ¿Pero se puede llamar a esto elegir? ¿Y entonces por qué no validamos que un suicida o un enfermo terminal elija que hacer con sus vida?
Yo acepto que el tratamiento forzado no funciona, pero acéptenme que ese mismo adicto tarde o temprano delinque – dentro o fuera de su casa - para consumir. Entonces va preso y cumple condena, en el mejor de los casos en un centro de rehabilitación, cargando en su conciencia el haber dañado a otros. Y esos otros… ¿Cómo explicarles que quien arruinó sus vidas es un enfermo antes que un delincuente?
Si la política es el arte de lo posible, no busque responsabilidades individuales en los médicos, policías, juzgados, o las familias; pues allí se vive una guerra de “víctimas contra víctimas” y no permita que se patee la responsabilidad del estado nacional a las provincias y de estas a los municipios: usted puede demostrarnos que, más allá de los congresos partidarios, hacer política es estar junto a la gente. Simplemente le ruego haga.

sábado, 29 de marzo de 2008

Mis contradiciones


¡Cuanto venimos escuchando a raíz del conflicto entre Cristina Kitchner y el campo, sobre el hartazgo de los argentinos de escuchar tantos ególatras que sólo pueden mirarse su propio ombligo. Y además cuanto dirigente suelto opinando de "la pobreza de los piqueteros " y de "la de los pequeños campesinos".
Y me da mucha bronca, tanta que no encuentro palabras que puedan expresarla.
¿Cuál es la realidad, la del gobierno, la Moyano, la Federación Agraria, la de D’elía la que se vive en los cortes o la de los cacerolazos?
Una vez en un programa de T.V. estaba Mónica Carranza frente a Maber Muller escuchándola hablar de la pobreza , y de pronto Mónica la interrumpe y le dice señora mirese los zapatos, con el reflejo de sus zapatos no creo pueda ver a los pobres. Y de verdad, los zapatos, eran alucinantes, tan alucinantes como resultaron las imágenes que hemos visto estos días....
Y por momento no quiero ver nada, y sólo escuchar una FM y enterrarme por un tiempo
Pero por mi formación y mi historia no puedo “no intentar” pelearme con esta realidad e involucrarme para intentar transformarla.
Pero por primera vez estoy cansada, muy cansada y me siento una pobre mina frente a estas cosas y creo que está bueno patear el tablero, al menos por un ratito, aunque sólo sea para descansar y reponerse.

Rebelándonos


Yo me rebelo.....,Tu te rebelas?
No hay dudas que él se rebela..... Porqué no rebelarnos nosotros?
Rebélense vosotros!
No importa si ellos se rebelan
Rebelémonos.

Hablando o en silencio
Gritando o escupiendo.
Comiendo o siendo comidos.
No importa como
Reblémonos
Ahora, pronto, siempre, alguna vez, ayer, la semana próxima, el paso año.
En el tiempo, con tiempo o sin él. No importa cuando
Rebelémonos.
En el baño, en el subte o en la cama. En Alaska o en la india, en un sueño o en un cuento. En el fondo, en el centro, adentro o afuera. No importa donde.
Rebelémonos
No importa la importancia, la razón, la sinrazón, el sin, el son o el sobre.
No importa la carta ni el papel.
Con manteles o con sábanas o en sabanas.
No importa nada.
Tampoco en el fondo rebelarse.
Rebelémonos sin rebelión, sin religión, ni idea o ideología. Sin cacerolas o con matafuegos.
Rebelémonos/Rebelémonos